Anoche se vivió una experiencia inolvidable en Monterrey: Paul McCartney, un auténtico Beatle, nos regaló una velada que quedará grabada en nuestros corazones. A pesar de un retraso de 45 minutos, la espera se esfumó en cuanto las pantallas comenzaron a proyectar imágenes de su trayectoria, llevándonos en un recorrido desde The Beatles hasta Wings y su carrera solista. La nostalgia y la emoción inundaron el Estadio BBVA, conectándonos a todos en un viaje a través del tiempo.
Cuando Paul apareció en el escenario con su emblemático bajo Höfner en forma de violín y los amplificadores Vox, el público estalló en ovaciones y algunos no pudieron contener las lágrimas. La atmósfera estaba cargada de sentimientos profundos. Aunque no habló demasiado, sus gestos y las palabras en español que nos dedicó fueron suficientes para sentir su cercanía y aprecio por estar en Monterrey por primera vez.
El concierto arrancó con “A Hard Day’s Night”, transportándonos de inmediato a la época dorada de The Beatles. Siguieron temas de Wings como “Junior’s Farm” y “Letting Go”, donde los Hot City Horns hicieron una entrada espectacular desde el público hasta el escenario. Con “Drive My Car” y “Got To Get You Into My Life”, la energía se mantuvo en lo más alto.
Uno de los momentos más destacados fue cuando Paul tomó la guitarra eléctrica para interpretar “Let Me Roll It” y sorprendió a todos con un fragmento de “Foxy Lady” en homenaje a Jimi Hendrix. Su banda, compuesta por músicos excepcionales como Rusty Anderson, Abe Laboriel Jr., Paul Wickens y Brian Ray, demostró por qué llevan más de dos décadas acompañándolo, brindando una ejecución impecable en cada canción.
La noche estuvo llena de instantes conmovedores. Con “Blackbird”, Paul se elevó sobre el escenario en una plataforma, creando un ambiente íntimo mientras interpretaba este clásico. Dedicó “Here Today” a su “hermano” John Lennon, y nos emocionó con “Now and Then”, la nueva canción de The Beatles, acompañada de imágenes de los cuatro integrantes en las pantallas. Fue imposible no sentir un nudo en la garganta.
También hubo espacio para el romance con “My Valentine”, dedicada a su esposa Nancy, presente entre el público. Un detalle especial de la noche fue cuando invitó al escenario a una pareja de novios que se comprometieron frente a miles de espectadores, añadiendo un toque aún más especial al concierto.
No faltaron los himnos que todos esperábamos. “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Band on the Run”, “Get Back” y “Let It Be” nos hicieron cantar a todo pulmón. El despliegue de pirotecnia durante “Live and Let Die” nos dejó maravillados, y “Hey Jude” se convirtió en un coro multitudinario que unió a generaciones en una sola voz.
En el encore, nos sorprendió con “I’ve Got a Feeling”, donde gracias a la tecnología, John Lennon apareció en las pantallas cantando junto a Paul, recreando la magia del icónico concierto en la azotea de Apple Corps. El cierre fue espectacular con “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (Reprise)”, “Helter Skelter” y el medley de “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y “The End”, recordándonos que “al final, el amor que recibes es igual al amor que das”.
La vitalidad y pasión de Paul McCartney son admirables. A sus 82 años, su voz y energía en el escenario siguen siendo impresionantes, transmitiendo una calidez que pocos artistas logran. Fue una noche mágica, llena de recuerdos y emociones que difícilmente podremos olvidar.
Les dejamos el setlist:
Si aún no han tenido la oportunidad de verlo, Paul McCartney se presentará en la Ciudad de México el 12 y 14 de noviembre en el Estadio GNP Seguros, y cerrará su visita en el Corona Capital el 17 de noviembre en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Les aseguro que es una experiencia que vale cada segundo. ¡No se lo pierdan!
Fotografías cortesía de Ocesa/ApodacaGroup